MITOS Y LEYENDAS
En este blog podrás conocer todos los mitos y leyendas de Colombia; conozca quienes son los más temidos y peligrosos espantos de nuestras tierras, como contrarrestar sus hechizos y defenderse de sus ataques.
sábado, 20 de agosto de 2011
miércoles, 17 de agosto de 2011
El Mohán
Relatan que en la mítica región del Huila, el Tolima y Antioquia hay un Mohán corpulento con piel de oso peligroso y cruel. Describen al Mohán con barba espesa y larga, como la de un patriarca terrible que infunde autoridad y a la vez una sensación de malicia diabólica.
Refieren que el Mohán tiene mal carácter, que es un ogro insociable con lo hombre y muy simpático con las mujeres.
Cuentan que el cabello del Mohán es abundante y largo y que evidencian si formidable fuerza, capaz de sostener el peso de la luna. Por eso los pescadores, remeros, bravucones y malhechores le tienen un miedo cerval. Hablan que el Mohán duerme en cavernas doradas, nostálgicas y misteriosas, y que en ellas tiene encantos, guacas, tesoros y lindas chicas fuente de placeres.
Afirman que para el Mohán las cuevas de oro son sagradas, porque las considera su hogar y refugio. Y que en ellas, él como curandero prepara bebidas salutíferas, elixir prodigioso y bálsamo salvavidas, con frutas tropicales, plantas medicinales e hierbas aromáticas.
Murmuran que el Mohán se embriaga con aguardiente de caña y chicha de maíz, que el mismo prepara. Cuentan que el Mohán hace largos tabacos negros, que los prende con cocuyos o luciérnagas que los chupa y expulsa bocanadas de humo más grandes que las fumarolas de un volcán.
Comentan que cuando el Mohán sale de sus fabulosas grutas, carga bajo sus brazos de hierro una inmensa balsa dorada y echa en ella los remos de oro, su comida y bebida. Luego camina hasta el rio Magdalena y se dedica a navegar, a pescar, a cantar y a enamorar.
Narran que cuando el Mohán ve doncellas hermosas bañándose en el río se les acerca y comienza a echarles flores y a prometerles eterna juventud y años luz de erotismo y felicidad. Y que si el Mohán con los varones es pendenciero y estafador, con las evas es un excelente conversador y seductor.
Que utiliza los remolinos del río y sus playas como una cama de amor.
Dicen que con una mirada las hipnotiza y con su dentadura de oro las hechiza, porque con sus ojos lee la mente de las chicas, averigua su pasado, ve su presente y vaticina el porvenir.
Autor: Asdrúbal López Orozco
sábado, 13 de agosto de 2011
La Patasola
Desde hace mucho tiempo en las frías montañas, en los bosques misteriosos y en las selvas encantadas de Colombia. Miles de animales silvestres huyen en manada al olfatear, escuchar o ver a la Patasola, una mujer extrañamente bella, esbelta como una palmera, quien luce abundante cabellera de la que cuelgan serpientes de múltiples colores; como si fuera una Gorgona.
En su rostro sobresalen ojos de fuego, uno verde como una esmeralda y el otro rojo brillante e intenso como un rubí; con ellos rastrea como escáner las entrañas de los montes, imanta y seduce a los hombres que la miran, despertando en los faunos los instintos eróticos salvajes, para que alivien un poco su insaciable excitación de ninfa en celo.
Entre sus labios púrpuras y lascivos, resaltan sus dientes de diamante y de oro, que causan la ambición fatal de los buscadores de placeres, aventuras y tesoros.
Sus orejas están adornadas con aretes áureos y candonga plateadas. Su cuello de garza está ataviado con un collar de pedrería fantástica, fetiches y amuletos. Sus senos voluptuosos, redondos y rebeldes miran de frente exigiendo una caricia.
En su cintura de avispa se enrosca una culebra cascabel. Sus extremidades superiores son tan largas como las de un orangután y están acicaladas con brazales de oro y en sus muñecas ostenta pulseras de talismanes.
Sus manos las apoya en el suelo aún estando erguida, parecen muletas para sostenerse y mantener el equilibrio.
Su cadera desnuda la envidiarían las musas y las diosas y su santuario erótico, está cubierto con espeso musgo magnetizado. La Patasola, en vez de pie tiene una pezuña con grandes uñas.
Cuando la Patasola vaga por la vegetación perfumada, las aves vuelan en bandada, asustadas por la aparición inesperada de la criatura mitológica que desafía la lógica y alimenta la fantasía de mortales en los mágicos días.
Hay quienes especulan que la Patasola se casó, por conveniencia, con un hombre inseguro, quien en un ataque de celos, le amputó uno de sus muslos con una hacha, argumentando que le había sido infiel.
Luego el marido la llevó y abandonó en el bosque sagrado, para que muriera desangrada; pero por los “secretos del destino”, ella sobrevivió y se transformó en un espanto, que aprendió a correr y a saltar en una sola pata y cuando lo hace tiembla la tierra, los árboles se mecen y bambolean haciendo venía en señal de veneración y adoración.
Algunas veces, la Patasola grita y se lamenta, produciendo un eco desgarrador que entristece a las montañas y selvas. Ella vive sola refugiada en los bosques como eco: despreciada, enamorada y no correspondida.
Los campesinos que la escuchan son invadidos por miedo cerval, únicamente contrarrestado protegiéndose con mascotas, rodeándose con animales domésticos y poniendo un gran espejo en el patio de la vivienda, para que la Patasola al verse en el, sienta vergüenza y huya esconderse en lo más recóndito de las montañas, bosques y selvas, donde se siente la reina protectora de la flora.
Dicen que para defenderse de sus ataques, la gente invoca una oración; Patasola, Patasola, lamento que vivas sola, pero si te atreves a agredirme yo te cortaré tus muletas, mejor vete y haz maletas.
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